Patatas para hostelería: Errores comunes

En la hostelería profesional, seleccionar las patatas adecuadas evita desperdicios y asegura platos perfectos, pero errores comunes como confundir variedades o ignorar el contenido de almidón generan resultados inconsistentes en frituras y guisos. Proveedores homologados como FRUSANGAR ofrecen soluciones técnicas con variedades de patatas adaptadas, como Fripat para freír y Papa Reina para versatilidad, cumpliendo normativas UE y priorizando sostenibilidad local. Este artículo detalla ocho errores clave, sus impactos y correcciones prácticas para chefs y gerentes, optimizado con criterios agronómicos y tests en cocina. El caso del chef madrileño Un chef madrileño enfrentaba tortillas que se deshacían en fritura hasta que cambió a Fripat de FRUSANGAR, logrando textura firme y absorción mínima de aceite gracias a su media-alta almidón y estructura resistente. Esta variedad homologada transformó su servicio diario, reduciendo quejas y elevando reseñas, al tiempo que apoyó economías locales con patatas de Madrid cultivadas al 100% en la Comunidad. Experiencias similares destacan cómo proveedores como FRUSANGAR realizan pruebas sensoriales para garantizar rendimiento en hostelería. Tabla de errores comunes y soluciones FRUSANGAR Confundir propiedades técnicas genera fallos predecibles; FRUSANGAR selecciona por almidón, pulpa y maduración para usos específicos. La siguiente tabla resume errores frecuentes en selección de patatas para hostelería, impactos y alternativas homologadas: ERROR COMÚN IMPACTO EN HOSTELERÍA SOLUCIÓN CON FRUSANGAR VAREIDAD RECOMENDADA Confundir variedades (e.g., harinosas vs. firmes) Platos deshechos o duros Criterios por almidón y pulpa; tests en cocina Papa Reina (versátil, tres subvariedades) Ignorar maduración (nuevas vs. viejas) Frituras acuosas o secas Estacionalidad controlada: nuevas primavera, tardías otoño La Chulapona (frescura óptima local) Elegir baja almidón para freír Absorbe exceso aceite, blanda Alta materia seca, bajo azúcar para crunch Fripat (clásica fritura) Despreciar patatas con tierra Pierde opciones resistentes Tierra preserva humedad; no lavar variedades como Agria Fripat (clásica fritura) Comprar por aspecto uniforme Alto desperdicio por pudrición Priorizar resistencia sobre belleza; trazabilidad total La Chulapona (frescura óptima local) Olvidar zona de origen Inconsistencia estacional Proximidad Madrid-Murcia-Andalucía, huella baja La Chulapona (frescura óptima local) No chequear humedad excesiva Hongos rápidos en almacenamiento Envasados inteligentes reciclables Todas variedades con conservación probada Usar polivalentes para todo Rendimiento medio en volúmenes Adaptación por uso: freír, hervir, horno Fripat frituras; Patatas del Pueblo guisos; guarniciones Papa Reina Estas correcciones elevan rentabilidad hasta 20%, minimizando devoluciones en cadenas y catering. Consejos de almacenamiento invernal y sostenibilidad Errores en conservación aceleran pérdidas: mantén patatas profesionales a 4-8°C con ventilación óptima, evitando condensación que pudre variedades como Red Pontiac. FRUSANGAR incorpora rotación de cultivos y semillas certificadas para sostenibilidad UE, reduciendo impacto en menús eco-conscientes. Ignorar normativas genera riesgos; proveedores homologados aseguran trazabilidad desde campo a cocina, clave para certificaciones en hostelería. Caso Práctico: Receta anti-error para frituras Para frituras perfectas, evita cortes desiguales y enjuaga almidón: prueba patatas fritas bravas con Fripat (1 kg peladas, cortadas 1 cm uniformes; fríe 180°C 4 min; salsa 200 ml tomate + especias). Un restaurante evitó blando interno seleccionando Agria baja en azúcares, logrando crujiente exterior como en pruebas de chefs. Vinculado a refranes invernales como «En diciembre, la patata calienta el hogar», integra en menús navideños para bajo coste y alto impacto. Contacta al equipo comercial de FRUSANGAR para auditorías gratuitas de selección y pruebas de lotes adaptados a tu volumen. Ubicados en sureste de Madrid, optimizan logística radial para hoteles y colectividades, con orgullo por calidad rural y colaboraciones agronómicas.
La patata: la revolución agrícola silenciosa

Existe un alimento tan cotidiano, tan presente en nuestras mesas, que raramente nos detenemos a reflexionar sobre su verdadera importancia. Hablamos de la patata: ese tubérculo simple, modesto, frecuentemente despreciado por su sencillez, pero que en realidad es responsable de haber transformado demografías enteras, salvado civilizaciones del colapso y permitido el crecimiento exponencial de la población mundial moderna. Si hoy somos 8.000 millones de personas en el planeta, gran parte de ese logro tiene un deudor silencioso: la patata. En los supermercados, en las cocinas de todo el mundo, la vemos como un producto banal. Pero detrás de esa aparente simplicidad se esconde una de las historias más fascinantes de la humanidad: una historia de supervivencia, de resistencia agrícola, de transformación social y de poder alimentario que cambió para siempre el equilibrio del mundo. Los orígenes andinos: Cuando los incas descubrieron la magia de la tierra Hace más de 7.000 años, en los altos Andes de lo que hoy es Perú y Bolivia, las civilizaciones andinas domesticaron silenciosamente un tubérculo que se convertiría en la piedra angular de su supervivencia. La patata no fue un descubrimiento accidental, sino el resultado de generaciones de observación, experimentación y adaptación a un ambiente extraordinariamente hostil. Las tierras andinas a más de 3.000 metros de altura son implacables: temperaturas extremas, suelos pobres, ciclos de lluvia impredecibles. En esos lugares donde la mayoría de cultivos fracasaba, la patata prosperaba. Los incas no solo descubrieron cómo cultivarla, sino que desarrollaron técnicas de conservación que rozan la genialidad prehistórica. Una de esas técnicas es el chuño: la patata era expuesta al frío extremo de la noche andina y luego pisada durante el día para exprimir la humedad. El resultado era una patata deshidratada que podía almacenarse durante años sin estropearse. Imagínese el impacto estratégico de este descubrimiento: una civilización que podía garantizar alimento durante períodos de escasez. Esto no solo permitía alimentar a las poblaciones, sino que transformaba la patata en una herramienta de poder político y militar. Los incas podían mantener ejércitos durante meses, algo inédito en la época. El viaje transatlántico: Cuando occidente desconfió de la riqueza que heredaba En el siglo XVI, cuando Francisco Pizarro y otros conquistadores españoles llegaron a Sudamérica, posiblemente cometieron un grave error de estimación. Buscaban oro, plata, especias exóticas. Encontraron algo infinitamente más valioso: la patata. Algunos historiadores afirman audazmente que, para Pizarro, la patata fue un mayor tesoro que todo el oro que saqueó de los Andes. A mediados del siglo XVI, los españoles comenzaron a trasladar patatas a Europa. Pero aquí viene la parte sorprendente de la historia: nadie las quería. Los europeos, acostumbrados a sus sistemas agrícolas tradicionales de trigo, cebada y legumbres, miraban con recelo este tubérculo americano. Existían creencias absurdas sobre la patata: algunos médicos sostenían que causaba lepra, otros que era demasiado similar a la «raíz del demonio». La desconfianza era tan profunda que, durante más de un siglo, la patata se cultivaba principalmente como planta decorativa botánica, no como alimento humano. Se la guardaba en jardines de curiosidades, se estudiaba en academias, pero se rechazaba en las mesas. Lo más extraño aún: en muchas regiones europeas, durante el siglo XVII, la patata se alimentaba exclusivamente al ganado como planta forrajera. Los campesinos la consideraban tan indigna que preferían morir de hambre a comerla. La conspiración de Parmentier: Cómo un químico francés manipuló a la realeza La transformación comenzó de una manera inesperada: con un acto de marketing brillante orquestado por un hombre llamado Antoine-Augustin Parmentier. Parmentier era un químico francés que, después de haber estado prisionero durante la Guerra de los Siete Años, desarrolló una obsesión por la patata. Había notado que el tubérculo producía más calorías por unidad de tierra que cualquier otro cultivo. Matemáticamente, esto tenía implicaciones revolucionarias: podía alimentar a más personas con menos recursos. En 1775, Parmentier ejecutó uno de los primeros «golpes de marketing» de la historia registrada. Convenció al rey Luis XVI de Francia para que otorgara una parcela de tierra real, en las afueras de París, para cultivar patatas públicamente. Pero aquí está el genio de su estrategia: rodeó el cultivo de guardias armados. Los parisinos, viendo que la tierra estaba «custodiada» por soldados, asumieron que contenía algo extraordinariamente valioso. ¿Por qué, si no, la Corona protegería tanto un cultivo? La patata pasó de ser un despojo a ser una rareza codiciada. Parmentier distribuyó semillas gratuitamente a agricultores influyentes, publicó manuales sobre cómo cultivarla, e incluso organizó cenas en la corte donde servía platos a base de patata para demostrar que eran comestibles (y deliciosos). El efecto fue casi inmediato. Lo que comenzó como una curiosidad regia se transformó en una moda agrícola. Parmentier cambió la historia de Europa manipulando hábilmente la psicología social. El crecimiento demográfico: Cuando la patata triplicó la población del mundo Ahora llegamos al impacto verdaderamente revolucionario de la patata en la historia humana. Entre 1700 y 1900, la población mundial se triplicó. ¿El factor principal? Los historiadores y economistas contemporáneos coinciden: la patata. Los números son sorprendentes. En regiones de Europa, entre el 25 y 26% del crecimiento de población total fue directamente atribuible a la adopción de la patata como cultivo alimentario. En términos de urbanización, la cifra es aún más espectacular: entre el 27 y 34% del crecimiento urbano ocurrió en regiones con suelos aptos para cultivar patatas. ¿Por qué? Porque la patata es una maquinaria de producción de calorías sin rival. Produce más alimento por unidad de superficie y tiempo que la mayoría de cultivos. Mientras que un campo de trigo alimentaba a una familia, ese mismo campo de patatas podía alimentar a dos, incluso tres familias. Esta abundancia de calorías baratas tuvo consecuencias profundas. En la teoría económica maltusiana (que describe cómo el aumento de productividad agrícola en sociedades preindustriales se traduce en aumento de natalidad), la patata fue el catalizador perfecto. Más alimento significaba más supervivencia, menos mortalidad infantil, más nacimientos. Existe un dato particularmente revelador: en pueblos europeos con tierra adecuada para cultivar patatas, los soldados franceses conscriptos medían aproximadamente 3,8 centímetros más que en regiones sin cultivo de patatas. La diferencia física no es trivial: es el reflejo de generaciones de mejor nutrición. La tragedia irlandesa: La gran hambruna y la fragilidad de la dependencia
La excelencia agrícola de Madrid en tu mesa

Las patatas LA CHULAPONA representan la máxima expresión de calidad, frescura y origen local en la producción de tubérculos en España. Cultivadas 100% en la Comunidad de Madrid, estas patatas se han convertido en la opción preferida de chefs, restauradores y consumidores conscientes que valoran la procedencia garantizada y el sabor excepcional. Descubre qué hace única a esta variedad y por qué es la patata de referencia para la cocina madrileña. Origen y procedencia: La garantía del sello «M» Las patatas LA CHULAPONA se cultivan íntegramente en la Comunidad de Madrid, especialmente en la Comarca de las Vegas, una región con una tradición agrícola centenaria y suelos de fertilidad excepcional. Esta ubicación geográfica estratégica en el sureste de la Comunidad de Madrid permite que los productores homologados que trabajan con FRUSANGAR garanticen el cumplimiento riguroso de la normativa española y comunitaria. El distintivo «M» de calidad y origen de la Comunidad de Madrid certifica que se trata de las primeras patatas en obtener esta denominación de garantía regional. Este sello es una promesa: producto local, recolectado con cuidado, envasado con precisión y disponible siempre cerca del consumidor, ya sea en grandes cadenas de supermercados, mayoristas, pequeño comercio local o a través del canal HORECA. Características que definen la excelencia Las patatas LA CHULAPONA poseen atributos específicos que las diferencian en el mercado agrícola español: Frescura garantizada: La recolección nocturna mantiene intactas las propiedades naturales del tubérculo y asegura que llegue a tu cocina en condiciones óptimas. Versatilidad culinaria comprobada: Estas patatas se adaptan perfectamente a todas las elaboraciones: fritura, cocción, asado, guiso. Son ideales para la tortilla de patatas tradicional, acompañamientos gourmet, puré cremoso, ensaladas frías y recetas innovadoras de alta cocina. Producción sostenible: Se cultivan sin antigerminantes químicos y utilizando únicamente fertilizantes orgánicos, lo que minimiza el impacto ecológico y responde a las expectativas de consumidores comprometidos con la sostenibilidad. Controles de calidad rigurosos: Desde la selección en campo hasta el envasado final, cada lote pasa por inspecciones exhaustivas que garantizan uniformidad, ausencia de defectos y cumplimiento de especificaciones técnicas. Temporada y disponibilidad La campaña de LA CHULAPONA es estacional, generalmente disponible (a la venta) entre los meses de julio y enero/febrero. Esta variabilidad responde a los ciclos naturales de cosecha y garantiza que siempre recibas patatas nuevas y frescas, nunca almacenadas de campañas anteriores. FRUSANGAR, a través de sus tres generaciones de compromiso con el campo y el cliente, coordina pedidos anticipados para asegurar el suministro a la industria alimentaria, cadenas de restauración, hospitales, residencias y establecimientos gastronómicos durante esta ventana de máxima disponibilidad. Versatilidad en el sector profesional La preferencia por LA CHULAPONA trasciende el consumidor doméstico. Grandes cadenas de restauración, grupos hoteleros, restaurantes locales especializados, residencias de estudiantes, cocinas industriales, residencias de mayores y centros hospitalarios confían en esta variedad. La razón es clara: una patata que rinde consistentemente en cualquier contexto, que mantiene sus características nutricionales intactas y que proporciona resultados predecibles en cualquier preparación. Valor añadido: Sabor con identidad territorial Consumir patatas LA CHULAPONA significa elegir un producto local anclado en la identidad agrícola madrileña. No es solo un tubérculo; es el resultado de generaciones de conocimiento agrícola, inversión en sostenibilidad y compromiso con la calidad sin compromisos. La combinación de suelos fértiles de la región, prácticas agrícolas responsables y selección rigurosa genera un perfil sensorial único que los chefs profesionales reconocen y valoran. Las patatas LA CHULAPONA ejemplifican cómo la tradición agrícola, la innovación sostenible y el control de calidad convergen para crear un producto extraordinario. Certificadas con el sello «M» de la Comunidad de Madrid, disponibles en la mayoría de canales de distribución y respaldadas por décadas de confianza profesional, estas patatas son la opción definitiva para quien busca lo mejor del campo español. Ya sea para una tortilla de patatas hogareña o para creaciones gastronómicas de alta cocina, LA CHULAPONA garantiza que el resultado será siempre excepcional.
El origen de las patatas fritas

Las patatas fritas se han convertido en uno de los platos más populares y queridos del mundo. Crujientes por fuera y tiernas por dentro, se sirven como acompañante de hamburguesas, pescados, carnes o simplemente para disfrutarlas solas. Detrás de este sencillo alimento se esconde una historia llena de controversias, leyendas y secretos culinarios que cualquier amante de la gastronomía debería conocer. La gran disputa: ¿Bélgica o Francia? El origen de las patatas fritas es un tema que ha generado un debate durante siglos entre dos países europeos: Bélgica y Francia. Ambos reclaman con orgullo la invención de este plato emblemático y presentan evidencias históricas que alimentan esta polémica. La versión belga: tradición del siglo XVII La tradición belga atribuye el nacimiento de las patatas fritas al valle del río Mosa, en la región de Namur, allá por el siglo XVII. De acuerdo con esta historia popular, los habitantes de esta zona solían freír pequeños pescados como parte de su dieta habitual. Pero cuando el río se congelaba y la pesca se volvía difícil, empezaron a cortar las patatas en forma de pequeños peces y freírlas como una alternativa[…]. Esta costumbre se transmitió de generación en generación, convirtiéndose en un símbolo cultural de Bélgica. Sin embargo, hay una discrepancia importante: el historiador gastronómico belga Pierre Leclercq señala que las patatas no llegaron a Namur hasta 1735, y que las primeras frituras documentadas datan de 1739. Además, esas primeras frituras se hacían en rodajas, no en los bastones que conocemos actualmente[…]. No obstante, Bélgica ha hecho de las patatas fritas un elemento esencial de su identidad nacional, con un museo dedicado exclusivamente a ellas en Brujas, el Frietmuseum. La versión francesa: documentación del siglo XVIII Francia aporta datos documentados más consistentes. Las famosas pommes frites aparecen mencionadas en París en 1775 en publicaciones gastronómicas, y la receta moderna se encuentra en un libro de cocina de 1795, “La Cuisinière Républicaine” de Madame Mérigot. Este plato se habría popularizado a finales del siglo XVIII en el conocido Pont Neuf de París, donde vendedores ambulantes ofrecían patatas cortadas en bastones y fritas en aceite, como comida callejera económica y rápida[…]. Durante los siglos XVIII y XIX las patatas fritas se hicieron muy populares en París, antes de extenderse a Bélgica y otros países. Esta documentación temprana fortalece la afirmación francesa sobre su invención. El debate sin fin A pesar de las evidencias y documentos, esta controversia sigue abierta. Durante la Primera Guerra Mundial, las tropas estadounidenses en territorio francés probaron por primera vez las patatas fritas, y las llamaron “french fries”, confundiendo aún más su procedencia. Pierre Leclercq, historiador belga, concluye que, aunque el origen primigenio de este plato parece estar en Francia, Bélgica desarrolló su propia cultura y estilo característicos que incluye un tipo específico de patata, el corte en bastones y la particular técnica de la doble fritura. El antecedente más antiguo: Chile, 1673 Antes del debate franco-belga, existe una mención más antigua en el libro «Cautiverio feliz» de Francisco Núñez de Pineda (1673), donde se describe cómo las mujeres mapuches de la región de Nacimiento, Chile, freían patatas. Aunque esto sitúa un antecedente de la fritura en América, la patata frita moderna tal como la conocemos se relaciona principalmente con Europa. El nacimiento de las patatas chips: una venganza culinaria La historia de las patatas chips es única y curiosa. En 1853, en Saratoga Springs, Nueva York, el chef George Crum preparó por accidente estas finísimas y crujientes rebanadas. Trabajando en el restaurante Moon’s Lake House, Crum sirvió patatas fritas al estilo francés a un cliente muy exigente que se quejó repetidamente por el grosor y la textura. Cansado, Crum cortó las patatas casi tan finas como papel, las frió hasta dejarlas extremamente crujientes y las saló generosamente. Su intención era hacer patatas difíciles de pinchar con un tenedor, obligando al cliente a comerlas con las manos. Para sorpresa de Crum, el cliente adoró el resultado y esta creación, llamada inicialmente «Saratoga Chips», se convirtió en un éxito inmediato y en uno de los snacks más consumidos en todo el mundo. Las variedades de patata perfectas para freír Uno de los secretos mejor guardados para conseguir unas patatas fritas inmejorables es seleccionar la variedad de patata ideal. El contenido de almidón y la cantidad de humedad son determinantes para obtener un acabado crujiente y sabroso. Patata Agria: Considerada la mejor para freír, posee un alto contenido de almidón y baja humedad, lo que garantiza textura crujiente por fuera y suave por dentro. Su piel oscura y rugosa es característica. Monalisa: Muy versátil, tiene un equilibrio perfecto entre agua y almidón, permitiendo un resultado uniforme y sabroso. Kennebec: Popular en regiones como el norte de España, se caracteriza por su textura firme y sabor intenso, adecuada tanto para fritura como para horneado. Lady Amarilla: Busca reducir la absorción de aceite y es muy apreciada por su sabor suave. Otras variedades recomendadas incluyen la Desirée, Bintje, Charlotte, Soprano, Red Pontiac, Spunta y Baraca. Los aceites más recomendados para freír La elección del aceite es fundamental para obtener unas patatas fritas sabrosas y saludables: Aceite de girasol alto oleico: Muy utilizado en cocinas profesionales por su estabilidad a altas temperaturas y sabor neutro. Aceite de girasol estándar: Popular por su punto de humo alto y sabor ligero. Aceite de oliva virgen extra: Ideal para añadir un aroma y sabor ricos, además de beneficios para la salud. Se recomienda freírlo a temperaturas alrededor de 180°C. Otros aceites son el de canola o cacahuete, así como la manteca o grasa de pato que se usa para un toque más gourmet. La técnica de la doble fritura, el secreto definitivo La técnica de doble fritura es lo que transforma una simple patata en una delicia crujiente y dorada: Primera fritura o escaldado (140-160°C): Se cuecen las patatas a baja temperatura durante 5 a 8 minutos para que se cocinen por dentro sin dorarse. Descanso: Después del primer paso, es importante dejar reposar las patatas unos 5-20 minutos, incluso algunos las congelan para mejorar la textura. Segunda fritura (180-190°C): Se fríen de nuevo durante 2 a 4 minutos a fuego más alto hasta que adquieren un tono dorado y una textura crujiente inconfundible. Escurrido y salado: Se escurren, se salan inmediatamente
La patata del futuro se cultiva hoy

La agricultura regenerativa está emergiendo como una revolución silenciosa que promete transformar completamente la forma en que cultivamos patatas. Este enfoque holístico no solo busca mantener la productividad, sino que va más allá: regenera activamente los ecosistemas agrícolas, restaura la salud del suelo y construye sistemas resilientes capaces de enfrentar los desafíos del cambio climático. En un contexto donde el sector de la patata enfrenta presiones crecientes por la sostenibilidad y la rentabilidad, la agricultura regenerativa se presenta como la solución más prometedora para el futuro. ¿Qué es la agricultura regenerativa en el cultivo de patatas? La agricultura regenerativa representa un cambio paradigmático respecto a los métodos convencionales. Mientras que la agricultura tradicional se enfoca en maximizar el rendimiento a corto plazo, la regenerativa busca crear un equilibrio duradero entre productividad, sostenibilidad ambiental y viabilidad económica. Este enfoque se basa en trabajar con los procesos naturales del suelo en lugar de contra ellos. En el contexto específico del cultivo de patatas, la agricultura regenerativa implica abandonar prácticas intensivas como el laboreo profundo, la dependencia excesiva de fertilizantes químicos y el uso continuo de pesticidas. En su lugar, adopta técnicas que fortalecen el ecosistema subterráneo donde crecen los tubérculos, creando condiciones óptimas para un desarrollo saludable y sostenible. Los principios fundamentales incluyen la minimización del laboreo, el uso de cultivos de cobertura entre temporadas, la rotación diversificada de cultivos, la aplicación de fertilizantes orgánicos y la integración de prácticas que fomenten la biodiversidad tanto sobre como bajo la superficie del suelo. Prácticas regenerativas específicas para el cultivo de patatas Manejo mínimo del suelo Una de las prácticas más transformadoras es la reducción drástica del laboreo. En lugar de las labores profundas tradicionales, se utilizan técnicas de mínimo laboreo que apenas disturban la estructura del suelo. Esta aproximación mantiene intacta la red de microorganismos beneficial y las estructuras naturales que facilitan la retención de agua y nutrientes. En la práctica, esto significa usar aperos específicos que crean las condiciones necesarias para la plantación sin alterar significativamente las capas profundas del suelo. Los minisurcos desarrollados en algunos programas experimentales permiten plantar patatas evitando la erosión y mejorando la infiltración del agua. Fertilización orgánica y biológica La transición hacia fertilizantes orgánicos constituye otro pilar fundamental. Los estudios demuestran que el uso de compost, estiércol bien descompuesto y otros materiales orgánicos no solo aporta nutrientes, sino que alimenta la vida microbiana del suelo. Esta red de microorganismos crea simbiosis beneficial con las plantas de patata, mejorando significativamente su capacidad de absorción de nutrientes. Los fertilizantes elaborados con hidrógeno verde, como los utilizados por grandes empresas en proyectos piloto, han demostrado reducir la huella de carbono del cultivo hasta un 15% manteniendo niveles productivos comparables. Esta innovación representa la evolución natural hacia sistemas de fertilización más sostenibles. Cultivos de cobertura e intercalarios La implementación de cultivos de cobertura entre las temporadas de patata aporta múltiples beneficios. Especies leguminosas como la veza, el trébol o la alfalfa fijan nitrógeno atmosférico directamente en el suelo, reduciendo la necesidad de fertilizantes externos. Además, estas plantas mantienen el suelo protegido de la erosión y aportan materia orgánica cuando se incorporan al terreno. Los cultivos intercalarios durante la temporada de crecimiento de la patata también están ganando relevancia. Plantas aromáticas y especies que atraen insectos beneficiosos pueden plantarse en los bordes o entre las hileras, creando un ecosistema más diverso y resiliente. Rotaciones inteligentes Las rotaciones de cultivos en sistemas regenerativos van más allá de la simple alternancia. Se diseñan rotaciones que incluyen gramíneas, leguminosas, brassicas y otros grupos botánicos que aportan diferentes beneficios al suelo. Esta diversidad rompe los ciclos de plagas específicas de la patata mientras mejora la estructura y fertilidad del terreno. Beneficios económicos documentados Contrariamente a los mitos que sugieren que la agricultura regenerativa es menos rentable, los datos científicos recientes demuestran lo contrario. El proyecto RegeneraCat, liderado por el CREAF en Cataluña, ha proporcionado evidencia contundente de los beneficios económicos. Reducción de costes operativos Los resultados preliminares muestran ahorros económicos superiores al 30% en algunos cultivos cuando se comparan sistemas regenerativos con convencionales. Esta reducción se debe principalmente a tres factores: Menor dependencia de insumos externos: La reducción en el uso de fertilizantes químicos y pesticidas representa el mayor ahorro. Los suelos regenerados desarrollan mayor capacidad natural de supresión de plagas y retención de nutrientes. Reducción en costes de maquinaria: El mínimo laboreo requiere menos pasadas de maquinaria, lo que se traduce en menores costes de combustible, mantenimiento y depreciación de equipos. Mayor eficiencia hídrica: Los suelos regenerados retienen entre un 15-20% más de agua, reduciendo significativamente las necesidades de riego en muchas regiones. Productividad mantenida o mejorada Los estudios demuestran que, una vez establecido el sistema regenerativo, la productividad se mantiene o incluso mejora. En el caso específico de las peras en el proyecto RegeneraCat, se registró un 20% más de producción en parcelas regenerativas comparadas con las convencionales. Para las patatas, diversos ensayos muestran que después del período inicial de transición (2-3 años), los rendimientos se estabilizan en niveles comparables o superiores a los sistemas convencionales, pero con costes significativamente menores. Acceso a mercados premium Los productos procedentes de agricultura regenerativa cada vez acceden más fácilmente a mercados que valoran la sostenibilidad y pagan precios premium. Los consumidores y compradores institucionales muestran creciente disposición a pagar más por productos que demuestren impacto ambiental positivo. La Chulapona: Un modelo de producción sostenible Patatas La Chulapona de FRUSANGAR representa un ejemplo paradigmático de cómo los principios de la agricultura regenerativa pueden aplicarse exitosamente en la producción comercial de patatas. Prácticas regenerativas implementadas La producción de La Chulapona incorpora varios elementos fundamentales de la agricultura regenerativa: Ausencia de antigerminantes: El cultivo se realiza completamente sin antigerminantes químicos, permitiendo que los tubérculos mantengan sus procesos naturales de germinación y conservación. Fertilización orgánica exclusiva: Se utilizan únicamente fertilizantes orgánicos, eliminando la dependencia de químicos sintéticos y alimentando la vida microbiana del suelo. Métodos tradicionales de cultivo: La siembra se realiza siguiendo métodos tradicionales que respetan los ciclos naturales y minimizan el disturbo del suelo. Técnicas de aireación del suelo: Los campos se asuran para airear el terreno y favorecer una germinación natural, mejorando la estructura del suelo sin recurrir a laboreo intensivo. Beneficios del
Fruit Attraction: La feria de referencia del sector Hortofrutícola

Fruit Attraction se ha consolidado como uno de los eventos más relevantes del sector hortofrutícola a nivel mundial. Celebrada anualmente en IFEMA Madrid, esta feria es una herramienta comercial indispensable para la distribución de frutas y hortalizas en el mercado global. Fruit Attraction, en su 17ª edición, que tuvo lugar del 30 de septiembre al 2 de octubre de 2025, volvió a consolidar su status como motor global de negocio, innovación y conexión comercial para todas las áreas que configuran la cadena de valor hortofrutícola. Su ubicación en el sur de Europa posiciona la feria como la puerta de entrada a Europa desde América Latina, facilitando una gran variedad de oportunidades para exportadores, importadores y operadores del sector. Más del 90% de los expositores y el 95% de los visitantes repiten año tras año, lo que demuestra la confianza y el valor que aporta esta feria como plataforma de negocio. Un crecimiento sostenido y récord de participación Fruit Attraction 2025 registró un impacto sin precedentes gracias a su ampliación estratégica y nueva sectorización destinada a optimizar la experiencia de expositores y visitantes. En cifras, este evento histórico contó con: Más de 2.460 empresas expositoras provenientes de 64 países (un aumento del 8.4% respecto a 2024). Una superficie de exposición que alcanzó más de 78.000 m², un 10% más que en la edición anterior. La asistencia prevista superó los 120.000 profesionales de 150 países, consolidando su posición mundial. Para poner estas cifras en perspectiva, en la edición de 2024 se registraron cerca de 2.201 expositores de 59 países y 117.370 visitantes profesionales de 145 países, con un crecimiento del 13% respecto al año anterior. Distribución del espacio y sectorización innovadora Fruit Attraction 2025 se celebró en 10 pabellones del recinto IFEMA Madrid, mayor cantidad de espacio que en años anteriores, incluyendo una segmentación por regiones y sectores para mejorar la navegación y maximizar la visibilidad: Pabellones impares destinados principalmente a empresas españolas y el área Innova&Tech en el pabellón. Pabellones pares dedicados a compañías internacionales agrupadas por regiones: Europa, América, África y Asia y compañías globales dispersas. Gran presencia del área Fresh Produce, que cubre cerca del 70% del espacio total, y áreas colaterales como Industria Auxiliar y Fresh Food Logistics para soluciones logísticas y cadena de frío. Innovación, Sostenibilidad y Nuevas Tecnologías En 2025, Fruit Attraction reforzó su apuesta por la innovación y tecnología a través de diversas iniciativas: El área Innova&Tech aumentó su espacio en un 31%, consolidándose como el epicentro para la investigación en genómica vegetal, biotecnología y agroinnovación. Se celebraron de nuevo los Innovation Hub Awards, que premian productos y soluciones innovadoras que destacan por su sostenibilidad ambiental y valor añadido, fomentando el emprendimiento en el sector. Estas iniciativas muestran la capacidad de Fruit Attraction para adaptarse a los desafíos actuales del sector, impulsando no solo el comercio sino también la investigación que mejora la productividad y sostenibilidad. Calidad y diversidad de la participación internacional La feria mantuvo una elevada calidad de visitantes internacionales, con un aumento del 24% desde el año anterior, quienes representan el 49% del total en 2024 y se prevé que superen esa cifra en 2025. Destacan participantes de países europeos líderes como Italia, Francia, Países Bajos y Alemania, así como de mercados emergentes como Perú, Marruecos, Sudáfrica, China y Arabia Saudí. Cabe destacar la incorporación en 2025 de 14 nuevos países al evento, incluyendo Argelia, Etiopía, Jordania, Senegal o Vietnam, lo que amplía la proyección global de la feria y la apertura a nuevos mercados. Oportunidades para expositores y visitantes Fruit Attraction representa la mayor plataforma para profesionales del sector hortofrutícola destinada a: Ampliar la red de contactos, facilitando el encuentro directo con nuevos proveedores, clientes y socios estratégicos. Evaluar in situ las características de productos frescos y servicios de logística, embalaje e innovación. Iniciar, continuar o cerrar procesos de compra con una oferta holística. Obtener formación y conocimiento a través de jornadas técnicas, foros y showcookings que refuerzan el canal informativo del sector. Comparativa con ediciones anteriores y futuro Frente a los inicios del evento, que congregaba a unas pocas centenas de participantes, Fruit Attraction ha crecido exponencialmente año tras año convirtiéndose en referencia mundial. El récord histórico de 117.370 visitantes en 2024 y más de 2.200 expositores de 59 países fue superado en 2025 con más de 120.000 profesionales de 150 países y 2.460 expositores. Este crecimiento sostenido responde a una oferta diversificada, innovadora y a un formato que combina presencialidad con plataformas digitales como Fruit Attraction LIVEConnect, que potencia el networking y la generación de contenido sectorial. Fruit Attraction y FRUSANGAR: Compartiendo valores y compromiso con el sector En FRUSANGAR, vemos en Fruit Attraction un canal indispensable para estar al día con las últimas tendencias y para reforzar la misión de ofrecer patatas de máxima calidad, cultivadas con procesos innovadores y sostenibles. La presencia en este evento nos permite: Conectar con productores, distribuidores y clientes de todo el mundo. Descubrir nuevas tecnologías y soluciones innovadoras para la mejora continua de nuestros productos. Compartir conocimientos a través de las jornadas técnicas y experiencias del sector. La próxima edición 2026 apunta a ser aún más ambiciosa, con proyecciones de crecimiento que consolidarán aún más a Fruit Attraction como el epicentro global del mundo hortofrutícola.
Clúster de Agroalimentación de la Comunidad de Madrid

En el vibrante y competitivo mundo de la agroalimentación, formar parte de redes colaborativas se ha convertido en una estrategia fundamental para crecer, innovar y fortalecer la posición en el mercado. Tal es el caso de Patatas FRUSANGAR, empresa líder en la producción y distribución de patatas, que desde hace un tiempo forma parte del Clúster de Agroalimentación de la Comunidad de Madrid, conocido como MadriFood. ¿Qué es el Clúster de Agroalimentación de la Comunidad de Madrid? El Clúster Agroalimentario de la Comunidad de Madrid es una iniciativa público-privada que agrupa a más de 130 empresas y entidades vinculadas a la cadena agroalimentaria madrileña. Bajo la presidencia de Ricardo Oteros y la dirección general de Román Muñoz Sánchez, el clúster representa un espacio de colaboración, innovación y desarrollo estratégico para todo el sector. Este clúster tiene como misión impulsar la competitividad del sector agroalimentario regional a través de proyectos de cooperación, intercambio de conocimiento y fomento de la innovación tecnológica y sostenible. Su enfoque se centra en la economía circular, la digitalización, la sostenibilidad y la mejora continua de la eficiencia y calidad en los procesos productivos. La importancia de pertenecer a MadriFood para Patatas FRUSANGAR Para FRUSANGAR, formar parte de este clúster representa un paso decisivo para consolidar su compromiso con la innovación, la calidad y la sostenibilidad, pilares fundamentales en su modelo de negocio. La empresa entiende que la colaboración con otros actores clave del sector es esencial para afrontar los retos actuales del mercado y aprovechar las oportunidades que ofrece la evolución tecnológica y la demanda de consumidores cada vez más conscientes y exigentes. El Director General de FRUSANGAR, Juan Carlos Sánchez, nos comparte su visión sobre esta alianza estratégica: «Como empresa dedicada a la producción y distribución de patatas, siempre hemos apostado por la innovación y la mejora continua. Formar parte del Clúster de Agroalimentación de la Comunidad de Madrid nos permite estar en contacto directo con expertos, empresas y organismos que enriquecen nuestro conocimiento y amplían nuestra capacidad de respuesta a los cambios del mercado. Participar en proyectos sostenibles y tecnológicos es crucial para mantener la competitividad y ofrecer productos de la máxima calidad a nuestros clientes, cuidando al mismo tiempo el medio ambiente y fomentando una economía circular que beneficie a toda la cadena agroalimentaria.» Beneficios y proyectos colaborativos El clúster ofrece a FRUSANGAR una plataforma para participar en proyectos conjuntos que potencian la digitalización de procesos, la trazabilidad de productos y la innovación en materia de sostenibilidad. Además, permite a la empresa acceder a convocatorias y fondos públicos que impulsan la inversión en tecnologías avanzadas y prácticas responsables. Entre los proyectos prioritarios del clúster se encuentran iniciativas para reducir el desperdicio alimentario, mejorar la seguridad alimentaria y desarrollar nuevos productos basados en la nutrición personalizada y la atención a las tendencias del mercado. Estos objetivos alinean perfectamente con la estrategia de FRUSANGAR, que busca destacar no solo por la calidad de sus patatas, sino también por su compromiso con la salud y el bienestar de sus consumidores. Liderazgo y visión en el sector Con Ricardo Oteros como presidente, el clúster ha reforzado su imagen como un referente en innovación y sostenibilidad. Por su parte, el Director General, Román Muñoz Sánchez, con más de 30 años de experiencia en la industria agroalimentaria, aporta una visión estratégica que consolida a MadriFood como un ecosistema sólido y dinámico. Román Muñoz destaca la importancia de la colaboración y la adaptabilidad para enfrentar los retos del sector, especialmente en un contexto marcado por la inflación, la incertidumbre económica y los desafíos medioambientales. Su liderazgo ha impulsado una agenda de trabajo basada en la anticipación de tendencias y la generación de valor compartido para todos los socios. Ser socio del Clúster de Agroalimentación de la Comunidad de Madrid es para FRUSANGAR una expresión clara de su compromiso con la excelencia y la innovación responsable. Este vínculo fortalece la capacidad de la empresa para adaptarse a un entorno competitivo en constante cambio, potenciar el desarrollo sostenible y contribuir activamente a la mejora del sector agroalimentario de Madrid y de España. La colaboración entre empresas como FRUSANGAR y el ecosistema MadriFood es una muestra palpable de que el futuro de la alimentación pasa por el trabajo conjunto, la innovación tecnológica y un compromiso firme con la sostenibilidad y el bienestar social.
Patata Nueva vs Patata de Conservación

La patata es uno de los cultivos más versátiles y consumidos en todo el mundo, y en especial en España goza de una gran tradición gastronómica y agrícola. Entre sus distintos tipos y clasificaciones, existe una diferenciación clave que muchas veces genera dudas tanto en consumidores como en profesionales de la hostelería y la distribución: la patata nueva y la patata de conservación. En este artículo analizaremos a fondo qué diferencias existen entre ellas, cuáles son sus características agronómicas y culinarias, para qué usos se recomiendan y cómo influye su temporalidad en el consumo. Si eres agricultor, distribuidor, hostelero o simplemente un amante de la cocina, conocer estas diferencias te ayudará a elegir la mejor opción en cada momento. ¿Qué es la patata nueva? La patata nueva es aquella que se recoge antes de completar su ciclo de maduración. Esto significa que el tubérculo aún conserva un porcentaje más elevado de agua en su interior y no ha desarrollado completamente su piel externa. Características principales de la patata nueva: Su recolección es temprana (normalmente desde primavera hasta inicios de verano). Presenta una piel muy fina que se desprende al frotarla con facilidad. Tiene una textura más jugosa y una elevada proporción de agua (puede superar el 75%). Su contenido en almidón es menor en comparación con una patata madura. Es más sensible al transporte, a los golpes y a la conservación prolongada. Desde el punto de vista organoléptico, las patatas nuevas aportan un sabor más fresco, con matices herbáceos y dulces, y una textura suave que resulta ideal para determinados tipos de preparación en cocina. ¿Qué es la patata de conservación? La patata de conservación es aquella que completa totalmente su ciclo de maduración en el campo y que posteriormente se almacena para poder comercializarse durante varios meses después de la cosecha. Características principales de la patata de conservación: Se recolecta a finales de verano o inicios de otoño. Presenta una piel dura y consistente que protege el tubérculo. El contenido de agua disminuye, mientras que el almidón y los sólidos aumentan. Presenta una mayor resistencia al transporte y al almacenamiento en cámaras. Puede conservarse en condiciones óptimas durante varios meses sin perder calidad. Gracias a estas cualidades, la patata de conservación está disponible prácticamente todo el año en los mercados y supermercados, lo que garantiza un suministro estable a la cadena alimentaria. Diferencias fundamentales entre la patata nueva y la patata de conservación Para entender mejor ambas categorías, conviene destacar las diferencias más relevantes: Ciclo de cosecha: la patata nueva se recoge de forma temprana, antes de completar la maduración; la de conservación, en cambio, termina su desarrollo en el campo. Piel: la nueva tiene piel fina y delicada; la de conservación posee piel dura y protectora. Composición interna: la patata nueva contiene más agua y menos almidón; la de conservación tiene menos agua y más materia seca. Durabilidad: la nueva requiere un consumo más inmediato; la de conservación soporta periodos largos de almacenamiento y comercialización. Usos culinarios: la nueva es óptima para guarniciones, asados suaves, ensaladas y platos frescos; la de conservación es más versátil y adecuada para frituras, guisos y purés. Usos culinarios de la patata nueva En la gastronomía, la elección del tipo de patata puede marcar la diferencia entre un plato excelente y uno mediocre. La patata nueva, al ser más tierna y fresca, encuentra su mejor aplicación en recetas donde esta textura jugosa juega a favor. Algunas preparaciones ideales: Ensaladas de verano: gracias a su sabor fresco y ligero, la patata nueva funciona muy bien en ensaladas templadas o frías. Guarniciones al vapor o hervidas: conserva mejor el contraste entre la piel fina y la pulpa jugosa. Asados suaves: en horno o sartén, ofreciendo un toque delicado y con notas ligeramente dulces. Platos tradicionales de temporada: se utiliza mucho en guisos ligeros primaverales, acompañando verduras de temporada. Lo que hay que evitar en la patata nueva son las frituras intensas, ya que su alto contenido en agua hace que absorba más aceite y no quede tan crujiente como la patata de conservación. Usos culinarios de la patata de conservación La patata de conservación destaca por su polivalencia en la cocina, ya que su menor cantidad de agua proporciona una textura firme y permite alcanzar resultados óptimos en prácticamente todas las técnicas culinarias. Sus mejores aplicaciones son: Frituras: para patatas fritas caseras, chips crujientes o corte clásico, la patata de conservación aporta color dorado y textura crujiente. Guisos y estofados: conserva su forma durante cocciones largas sin deshacerse. Puré de patatas: al tener más materia seca, aporta una textura más consistente y cremosa. Repostería y panadería: en la elaboración de masas de pan con patata o dulces tradicionales. Consumo prolongado en hogares: se adapta al día a día, garantizando disponibilidad y buena durabilidad en la despensa. Factores agronómicos y de conservación La diferencia entre la patata nueva y la de conservación no se limita a la cocina, sino que también es decisiva en el manejo agrícola y poscosecha. Patata nueva: requiere recolección cuidadosa para no dañar la piel, ya que es muy frágil. No admite largas conservaciones y, si no se consume rápido, puede deteriorarse por deshidratación o brotación. Patata de conservación: se almacena en condiciones controladas de temperatura (alrededor de 6-8 ºC) y humedad (85-90%) que bloquean la brotación y mantienen la calidad durante meses. Los agricultores y distribuidores deben aplicar técnicas específicas para cada tipo, adaptando la logística y el flujo de comercialización. Beneficios nutricionales Tanto la patata nueva como la patata de conservación son alimentos saludables, ricos en hidratos de carbono complejos, vitamina C, potasio y fibra. Sin embargo, existen diferencias en su composición derivadas del momento de recolección. La patata nueva contiene más vitamina C, dado que este nutriente se degrada con el paso del tiempo y el almacenamiento. La patata de conservación tiene más almidón y materia seca, lo que se traduce en mayor aporte energético en cada ración. En cualquiera de sus formas, la patata es una excelente fuente de energía natural y saludable, recomendada en dietas equilibradas y apta para distintos estilos de alimentación. Impacto
Frusangar y Aseacam: alianza para impulsar la patata madrileña

En el dinámico sector agroalimentario de España, las alianzas estratégicas entre empresas y asociaciones representan un pilar fundamental para el crecimiento sostenible y la competitividad. En este contexto, la colaboración entre FRUSANGAR, empresa madrileña con más de 30 años de experiencia en el cultivo, envasado y distribución de patatas, y ASEACAM, la Asociación Empresarial de Industrias Alimentarias de la Comunidad de Madrid, se presenta como una alianza clave para potenciar el sector patatero y agroalimentario regional. ASEACAM: el motor del sector alimentario madrileño La Asociación Empresarial de Industrias Alimentarias de la Comunidad de Madrid (ASEACAM) es una entidad que representa y da soporte a las empresas del sector agroalimentario regional. Fundada para defender, promover y potenciar la competitividad de sus asociados, ASEACAM es un referente en la creación de sinergias, formación, asesoramiento y promoción comercial tanto nacional como internacional. A través de ASEACAM, las empresas pueden acceder a recursos que mejoran la innovación, calidad y sostenibilidad de sus productos, además de participar en eventos y ferias reconocidas internacionalmente, como el Salón del Gourmet o Alimentaria Barcelona. ASEACAM se convierte así en una plataforma vital para impulsar la industria madrileña alimentaria en todos sus ámbitos. Novedades de la Asamblea General ASEACAM 2025 La Asamblea General de ASEACAM, celebrada el 27 de junio de 2025, sirvió de foro para hacer balance del año y proyectar nuevas prioridades, que refuerzan el compromiso con la innovación tecnológica, la sostenibilidad y la promoción de los productos madrileños. Entre los hitos destacados está la fuerte presencia en ferias internacionales como el Salón del Gourmet, ANUGA, Sirha Lyon y la próxima Gulfood Dubai, donde varias empresas madrileñas participan con stand propio, con apoyo activo de la Comunidad de Madrid. Otro aspecto relevante es la consolidación de campañas promocionales en grandes cadenas de distribución nacionales (Alcampo, Carrefour, BM, Unide, El Corte Inglés), que amplían la visibilidad y comercialización de productos locales. El presidente de ASEACAM subrayó la importancia del Clúster de Agroalimentación, gestionado por la asociación, como espacio para la innovación y competitividad del sector, ejemplificado en eventos recientes en la sede de Telefónica. Por último, destacó el valor del asociacionismo y la colaboración entre empresas para compartir conocimiento y abrir nuevas oportunidades, agradeciendo el apoyo institucional y adelantando que ASEACAM celebrará su 30 aniversario próximamente. El papel clave de la alianza entre FRUSANGAR y ASEACAM Para FRUSANGAR, formar parte de ASEACAM no solo significa estar representados en un organismo fuerte, sino acceder a herramientas valiosas para crecer y adaptarse a un mercado competitivo y globalizado. Gracias a esta colaboración, FRUSANGAR puede aprovechar: Formación y asesoramiento en normativas, sostenibilidad y tecnologías. Participación en ferias de gran impacto, donde muestra la calidad superior de su patata y refuerza su posicionamiento internacional. Acceso a redes de distribución y nuevos clientes en la restauración, retail y comercio exterior. Sinergias con otras empresas para innovación conjunta y mejora continua. Además, la alianza refuerza el compromiso de FRUSANGAR con prácticas responsables y la promoción de productos locales de alto valor, como las patatas “La Chulapona”, revalorizando el cultivo regional en Madrid. Impacto en la cadena alimentaria y consumidores Esta cooperación aporta beneficios que se trasladan a todos los niveles de la cadena productiva. Los agricultores vinculados a FRUSANGAR ven en ASEACAM un apoyo para mejorar la sostenibilidad, la fijación de precios más justos y el acceso a mercados más amplios. Los consumidores finales disfrutan de patatas frescas y envasadas con todos los estándares de calidad, trazabilidad y seguridad alimentaria que garantizan una experiencia cuidada y saludable. La apuesta por la innovación también hace que la oferta se adapte mejor a las nuevas tendencias de consumo de conveniencia y salud. Perspectivas y retos futuros El mercado agroalimentario español y madrileño sigue enfrentando retos como la variabilidad climática, cambios en los hábitos de compra y exigencias en sostenibilidad. ASEACAM y sus asociados, con líderes como FRUSANGAR, están preparados para afrontar estos desafíos aliándose, innovando y potenciando la calidad como valor diferencial. La próxima celebración del 30 aniversario de ASEACAM promete ser una oportunidad para reafirmar este compromiso y seguir construyendo un sector agroalimentario madrileño fuerte, competitivo y sostenible.
Temporada de otoño en distribución de patatas

La temporada de otoño es un momento fundamental para el sector de la distribución de patatas en España, un país con una larga tradición agrícola y un consumo permanente de este tubérculo esencial. Al finalizar los meses de verano, el mercado comienza a enfrentar una serie de cambios en la producción, la demanda, los precios y las preferencias del consumidor que definirán el panorama anual. En este artículo se abordan los principales aspectos que marcan la dinámica de la patata durante el otoño, apoyados con datos y previsiones oficiales para 2025. Recolección de patata tardía y oferta regional Durante el otoño, especialmente entre septiembre y noviembre, se inicia la recolecta de la patata tardía en regiones claves como Castilla y León, Galicia y parte del País Vasco, que son referentes en la producción nacional. Esta variedad es apreciada por su piel más dura y sabor intenso, elementos que aportan valor culinario para platos tradicionais como guisos o purés. No obstante, la campaña 2025 ha estado marcada por incidencias climáticas, que han retrasado siembras y afectado rendimientos. Por ejemplo, en la comarca de A Limia (Galicia) se ha observado preocupación por el atraso en la siembra, así como en Andalucía, donde pese a un aumento en superficie sembrada se estiman pérdidas productivas por lluvias excesivas. Este panorama afecta directamente la oferta local, disminuyendo la disponibilidad y generando necesidades de importación para garantizar el suministro a mercados y establecimientos durante el otoño-invierno. Demanda de patata tras el verano: fresco versus congelado La demanda de patata fresca tradicionalmente baja ligeramente en otoño tras el auge de consumo en verano. Se debe en parte a cambios en los hábitos de compra de los consumidores españoles, que reducen el tiempo dedicado a la cocina desde cero y optan por productos que les ofrezcan rapidez y comodidad. En contraste, la patata procesada y congelada experimenta un aumento notable en ventas. El crecimiento de la patata congelada se basa en su practicidad, vida útil prolongada y facilidad de preparación, atributos que responden a la vida acelerada y a la creciente demanda de productos listos para consumir o de fácil elaboración en el hogar y la restauración. Los precios también evolucionan con estas tendencias. Tras el verano, los precios de la patata en origen suben con fuerza debido a la reducción regional de oferta y la transición hacia importaciones para abastecer la demanda nacional. En 2025, los precios en origen fluctúan entre 0,53 y 0,69 €/kg, reflejando una volatilidad habitual en esta época. Diferencias regionales en producción y precios La producción de patata en España es heterogénea, con regiones que sufren más o menos según las condiciones climáticas y la superficie cultivada. Castilla y León, la principal productora, mantiene una producción relativamente estable, aunque con leves reducciones en superficie, afectando el volumen recolectado. Esta región suele ver un aumento en precios en otoño, consecuencia de la menor oferta. Galicia muestra incrementos en superficie sembrada, pero con un retraso en siembra que genera incertidumbre. Los precios aquí suelen subir cuando la producción baja. En el País Vasco también se observa reducción de producción local, con aumento de precios. Por otro lado, en regiones como Comunidad Valenciana y Almería, la producción puede ser más estable o incluso aumentada, pero con menor demanda regional que provoca bajadas de precio. Andalucía presenta un panorama mixto: pese a lluvias que afectan rendimientos, el aumento de superficie sembrada ayuda a mantener la producción general. Estos factores obligan a las empresas distribuidoras a planificar su aprovisionamiento con flexibilidad para combinar oferta nacional con importaciones y así mantener el equilibrio. Situación comercial y retos del sector La producción total de patata en España para 2025 disminuye levemente un 1,4% respecto a 2023, con una reducción en área cultivada y un ligero aumento en los rendimientos por hectárea. Aunque Castilla y León y Galicia lideran la producción, las condiciones macroeconómicas, las fluctuaciones climáticas y la competencia internacional imponen un contexto desafiante para los productores y distribuidores. El gasto medio anual por consumidor es bajo, alrededor de 33 euros en total, con la mayoría destinada a patata fresca, pero con un aumento notable en la inversión en patata congelada. Las tiendas tradicionales pierden relevancia frente a supermercados e hipermercados, que concentran más del 50% de las compras de patata fresca. El sector debe trabajar en fomentar el consumo y mejorar la imagen del producto fresco, algo insuficientemente promovido, especialmente frente a otros alimentos como pasta o pizza. La temporada de otoño 2025 en la distribución de patatas en España presenta una dinámica compleja marcada por el impacto climático, el cambio de hábitos de consumo, las diferencias regionales y las presiones del mercado global. Las estrategias del sector incluyen fortalecer colaboraciones con productores locales, diversificar la oferta y apostar por la innovación para captar a un consumidor más exigente y cambiante. Solo con una gestión integral y flexible se podrá garantizar la disponibilidad y calidad que el mercado español requiere en los meses clave del otoño e invierno.